jueves, 29 de diciembre de 2011

Jodidamente pero es así.

Y que fácil parece a veces enamorarse. Todo eso de que él puede llegar a ser ese puto único motivo de seguir viva y a la mierda con la autodestrucción. Todo eso de que los besos de ciertas bocas saben mejor es un cuento que me sé desde el día que me dio dos besos y me dijo su nombre. No sabes lo que es despertarse y que él se retuerza y bostece, luego te abrace y luego no sepas como deshacerte de todo el mundo. Así que supondrás que yo sea la primera que pierda el sentido por sus palabras. Que yo también le veo, que cuando él cruza por debajo del cielo, solo el tonto mira al cielo. Que sé cómo agacha la cabeza, levanta la mirada y se muerde el labio superior. Conozco su voz en formato susurro, y en formato gemido y en formato secreto. Que me sé sus cicatrices y la forma de rozar las cuerdas de la guitarra. Que yo también me he memorizado su número de teléfono, pero también el número de sus escalones, que no solo conozco su última pesadilla, también las mil anteriores. Por que tengo más deudas con su espalda de las que nadie tendrá jamás con la luna. Y mira que hay tontos enamorados en este mundo. LE HE VISTO HACERLE COMPETENCIA A CUALQUIER AMANECER POR LA VENTANA, NO ME HABLEN DE PAISAJES SI NO HAN VISTO SU CUERPO, y solo los sueños pueden posarse en las cuatro letras de su nombre. Que te entiendo, que yo escribo sobre lo mismo, sobre el mismo. Que razones tenemos todos, pero yo muchas más que vosotros.

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